
Último capítulo de esta miniserie de cinco en los que te vengo explicando así resumidamente en qué consiste el día a día de una Embajada y cuáles son las funciones que tenemos los diplomáticos y el servicio exterior. Te recuerdo que venimos de Representar , Negociar , Informar y Proteger los intereses españoles y de los españoles y españolas que andan por el mundo; y hoy toca meterse con la última de las funciones: fomentar las relaciones entre países, entre gobiernos y en definitiva, entre personas.
Esto de las relaciones internacionales quizá te parezca normal hoy en día, pero no siempre fue así. Los teóricos siempre nos recuerdan los orígenes, donde empezó todo, que en este caso, consistió poco menos que en hacer del caos el cosmos ya que antes simplemente no había nada limitándonos a la época de la mera yuxtaposición de estados en que éstos simplemente hacían eso, estar. Juntos pero no revueltos
.
No debió de ir muy bien la cosa porque, como sabes, anduvimos de conflicto en conflicto y de guerra en guerra durante muchos siglos hasta que alguien dijo aquello de “Así no podemos seguir” y pasamos a otra etapa en la que los estados dejaron de gritarse y comenzaron a hablar iniciando, ahora sí, un principio de sociedad internacional de convivencia que fue evolucionando hasta alcanzar el siguiente estadio: la cooperación, que permitió - incluso - los procesos de integración regional y que más o menos terminaron de dibujar el tablero que tenemos hoy en día en el panorama internacional.
Pues bien, en todo este entramado y durante toda esta carrera de obstáculos las embajadas siempre han tenido un papel fundamental. No olvides que los diplomáticos estamos en primera línea de fuego tanto en los días de vino y rosas como también cuando vienen mal dadas en una labor fundamental sobre el terreno y ocupándonos, entre otras cosas, del lado oscuro de las relaciones forjando el éxito en las maduras y tapando agujeros cuando la cosa se tuerce.
Cierto es que este papel va cambiando con el tiempo. Mucho ha llovido desde aquellos días del correo del zar en que las gestiones y las noticias llegaban a caballo pero no es menos cierto que la esencia de nuestra labor permanece inalterada y, acaso reforzada por la intensidad y la influencia que las relaciones internacionales tienen hoy en día no ya sobre los gobiernos sino también sobre los propios ciudadanos como hemos visto con la historia del famoso Brexit, por ejemplo.
Las relaciones se fomentan a todos los niveles pero uno de los ámbitos donde esta función resulta clave es en el mundo empresarial y así, hay estudios que reflejan que la apertura de una Embajada suele suponer un incremento de entre el 40 y el 60% del comercio bilateral entre los países y permite que nuestras empresas vayan ampliando su escenario de operaciones aprovechando el canal abierto por la embajada y bajo el paraguas de ésta (echa un ojo al tuit del título, ahí arriba).
A partir de ahí, el campo de acción se va ampliando y extendiendo a los demás órdenes (político, social, cultural, etc.) hacia la consolidación y maduración de las relaciones. A veces con ciertos altibajos - como ocurre en las comunidades de vecinos - pudiendo llegar a ser verdaderas relaciones de amor y odio. En todo caso, y en general, las relaciones diplomáticas suelen llegar para quedarse y terminar suponiendo - como decía Humprey Bogart - el principio de una larga amistad.
Aquí termina esta serie de capítulos sobre las funciones de los diplomáticos y las embajadas. Si has llegado hasta aquí, quiero suponer - y espero - que te habrá interesado y ahora entenderás un poco mejor cuál es nuestro papel. Te espero en todo caso, por estos mismos lares (o sea este Blog) para seguir contándote cosas de este mundo diplomático. Ya sabes que cualquier duda, sugerencia o queja - estas últimas especialmente - son más que bienvenidas y ya sabes también dónde me puedes encontrar.
jorge.mijangos@maec.es
@Jorge_Mijangos_